Mientras por competir con
tu cabello
oro bruñido al sol
relumbra en vano.
Mientras con menosprecio
en medio del llano
mira tu blanca frente el
lirio bello.
Mientras a cada labio,
por cogerlo,
siguen más ojos que al
clavel temprano.
Y mientras triunfa con
desdén lozano
del luciente cristal tu
gentil cuello.
Goza cuello, cabello,
labio y frente
antes que lo que fue en
tu edad dorada
oro, lirio, clavel,
cristal luciente,
no solo en plata o víola
troncada
se vuelva, mas tú y ello
juntamente
en tierra, en humo, en polvo en sombra, en nada.
Este
poema me ha transmitido menos sentimientos que los anteriores. Pero no por ello
me ha gustado menos. Puedo sacar de él la profunda admiración que siente el
enamorado por la dama, por como la describe cuidadosa y delicadamente,
escogiendo las metáforas y comparaciones más exaltadoras y bonitas. En
definitiva, creo que me ha gustado tanto porque me hace ver la expresividad que
se puede experimentar a través de las palabras y el gran contraste de ambas
sociedades: la de los siglos XVI y XVII y la del siglo XXI, donde queda poca
gente capaz de plasmar sus sentimientos en un papel mediante palabras.
En
el poema de Góngora aparecen los siguientes recursos literarios:
En
primer lugar el epíteto, por versos como “mira tu blanca frente el lirio
bello”, que, a parte de ser un epíteto por alabar al lirio, también es una
personificación, ya que está diciendo que el lirio puede ver.
Aparece
también una metáfora en el verso anterior “Mientras por competir por tu cabello
oro bruñido al sol…”
En
el segundo párrafo aparece otra personificación, aunque bien podría ser un
epíteto, ya que a parte de describir el triunfo del cuello, también lo exalta
con la palabra gentil, que a su vez es otra personificación.
Siguiendo
con el párrafo posterior, aparece un asíndeton: “Goza cuello, cabello, labio y
frente antes que lo que fue en tu edad dorada oro, lirio, clavel, cristal
luciente…” A su vez es una metáfora, ya que está describiendo un cuerpo
mediante objetos materiales. El autor lo hace para exaltar la belleza de la
edad dorada de la dama, por lo tanto puede considerarse también la presencia de
un epíteto.
El
tema es, por el carácter descriptivo, Descriptio Puellae (descripción de la joven). El poema básicamente
describe con recursos literarios a una joven, y por lo que parece deseada por
el personaje que expresa sus sentimientos.
Luis de Góngora (Córdoba 1562 – 1627) nació en el seno de una familia
acomodada y estudió en la universidad de Salamanca.
Entre 1612 y
1613 compuso los poemas extensos Soledades y la Fábula de Polifemo y
Galatea, ambos de extraordinaria originalidad, tanto temática como formal.
Las críticas llovieron sobre estas dos obras, en parte dirigidas contra las
metáforas extremadamente recargadas, y a veces incluso «indecorosas» para el
gusto de la época. En un rasgo típico del Barroco, pero que también suscitó
polémica, Góngora rompió con todas las distinciones clásicas entre géneros
lírico, épico e incluso satírico. Juan de Jáuregui compuso su Antídoto
contra las Soledades y Quevedo lo atacó con su malicioso poema Quien
quisiere ser culto en sólo un día... Sin embargo, Góngora se felicitaba de
la incomprensión con que eran recibidos sus intrincados poemas extensos: «Honra
me ha causado hacerme oscuro a los ignorantes, que ésa es la distinción de los
hombres cultos».
El estilo
gongorino es sin duda muy personal. Su lenguaje destaca por el uso reiterado
del cultismo, sea del tipo léxico o de tipo sintáctico. Su fama fue enorme
durante el Barroco, aunque su prestigio y el conocimiento de su obra decayeron
luego hasta bien entrado el siglo XX, cuando la celebración del tercer
centenario de su muerte (en 1927) congregó a los mejores poetas y literatos
españoles de la época (conocidos desde entonces como la Generación del 27) y
supuso su definitiva revalorización crítica.