domingo, 6 de marzo de 2016

“Mientras por competir con tu cabello…” Góngora


Mientras por competir con tu cabello

oro bruñido al sol relumbra en vano.

Mientras con menosprecio en medio del llano

mira tu blanca frente el lirio bello.



Mientras a cada labio, por cogerlo,

siguen más ojos que al clavel temprano.

Y mientras triunfa con desdén lozano

del luciente cristal tu gentil cuello.



Goza cuello, cabello, labio y frente

antes que lo que fue en tu edad dorada

oro, lirio, clavel, cristal luciente,



no solo en plata o víola troncada

se vuelva, mas tú y ello juntamente

en tierra, en humo, en polvo en sombra, en nada.



Este poema me ha transmitido menos sentimientos que los anteriores. Pero no por ello me ha gustado menos. Puedo sacar de él la profunda admiración que siente el enamorado por la dama, por como la describe cuidadosa y delicadamente, escogiendo las metáforas y comparaciones más exaltadoras y bonitas. En definitiva, creo que me ha gustado tanto porque me hace ver la expresividad que se puede experimentar a través de las palabras y el gran contraste de ambas sociedades: la de los siglos XVI y XVII y la del siglo XXI, donde queda poca gente capaz de plasmar sus sentimientos en un papel mediante palabras.

En el poema de Góngora aparecen los siguientes recursos literarios:

En primer lugar el epíteto, por versos como “mira tu blanca frente el lirio bello”, que, a parte de ser un epíteto por alabar al lirio, también es una personificación, ya que está diciendo que el lirio puede ver.

Aparece también una metáfora en el verso anterior “Mientras por competir por tu cabello oro bruñido al sol…”

En el segundo párrafo aparece otra personificación, aunque bien podría ser un epíteto, ya que a parte de describir el triunfo del cuello, también lo exalta con la palabra gentil, que a su vez es otra personificación.

Siguiendo con el párrafo posterior, aparece un asíndeton: “Goza cuello, cabello, labio y frente antes que lo que fue en tu edad dorada oro, lirio, clavel, cristal luciente…” A su vez es una metáfora, ya que está describiendo un cuerpo mediante objetos materiales. El autor lo hace para exaltar la belleza de la edad dorada de la dama, por lo tanto puede considerarse también la presencia de un epíteto.

El tema es, por el carácter descriptivo, Descriptio Puellae (descripción de la joven). El poema básicamente describe con recursos literarios a una joven, y por lo que parece deseada por el personaje que expresa sus sentimientos.

Luis de Góngora (Córdoba 1562 – 1627) nació en el seno de una familia acomodada y estudió en la universidad de Salamanca.

Entre 1612 y 1613 compuso los poemas extensos Soledades y la Fábula de Polifemo y Galatea, ambos de extraordinaria originalidad, tanto temática como formal. Las críticas llovieron sobre estas dos obras, en parte dirigidas contra las metáforas extremadamente recargadas, y a veces incluso «indecorosas» para el gusto de la época. En un rasgo típico del Barroco, pero que también suscitó polémica, Góngora rompió con todas las distinciones clásicas entre géneros lírico, épico e incluso satírico. Juan de Jáuregui compuso su Antídoto contra las Soledades y Quevedo lo atacó con su malicioso poema Quien quisiere ser culto en sólo un día... Sin embargo, Góngora se felicitaba de la incomprensión con que eran recibidos sus intrincados poemas extensos: «Honra me ha causado hacerme oscuro a los ignorantes, que ésa es la distinción de los hombres cultos».

El estilo gongorino es sin duda muy personal. Su lenguaje destaca por el uso reiterado del cultismo, sea del tipo léxico o de tipo sintáctico. Su fama fue enorme durante el Barroco, aunque su prestigio y el conocimiento de su obra decayeron luego hasta bien entrado el siglo XX, cuando la celebración del tercer centenario de su muerte (en 1927) congregó a los mejores poetas y literatos españoles de la época (conocidos desde entonces como la Generación del 27) y supuso su definitiva revalorización crítica.